13 agosto 2021

LA CARAMBADA

Existe una historia sobre un personaje que ya es parte de la cultura popular mexicana. Existe mucho interés en saber más de esta afamada mujer de nombre Leonarda Emilia Martínez, conocida popularmente como "La Carambada", en especial en San Juan del Río, Querétaro, debido a los supuestos hechos que acontecieron en esta región y que fueron cruciales para el también supuesto asesinato del presidente Benito Juárez. Debo decir que se trata más de una leyenda que de un hecho verdadero.
"La Veintiunilla, señorita (le cuentan a La Carambada en San Juan del Río) es una planta voraginosa a la que algunas personas llaman "chamal" y que crece como al descuido entre el zacate, por lo que el ganado con frecuencia lo engulle, sobre todo cuando está tierna, juntamente con el pasto. A los animales "enchamalados" se les reblandece la espina dorsal y su muerte es cuestión de algunos días. La flor de la planta es un medicamento maravilloso para la angina de pecho, pero si la persona toma el bebedizo sin padecer tal enfermedad, entiendo que contrae dicho mal, pues la enteralgia que le produce es algo terrible, causándole la muerte a los veintiún días de haber ingerido la maldita hierva [...] hoy son rarísimos los casos de envenenamiento con veintiunilla..."
Así es como Leonarda Martínez fue pues hasta Nopala (Hidalgo) a preparar el tóxico con el que supuestamente envenenó al presidente Benito Juárez.
La Carambada es muy conocida en nuestro país, sobre todo porque corre el rumor popular de que la muerte de Benito Juárez se debió a una hierba conocida como la veintiunilla que ella le dio. Su historia se ha basado a partir de lo que cuenta en su libro "La Carambada. Realidad Mexicana" el escritor Joel Verdeja Soussa.
En los tiempos del imperio de Maximiliano de Habsburgo, Leonarda se enamoró de un militar imperialista, y al ser tomado prisionero su amado, acudió a todas las autoridades, incluidos Benito Santos Zenea, en aquel entonces gobernador de Querétaro, y ante el presidente de la República don Benito Juárez, presidente de la República, para solicitar el perdón para su amado. Ante la negativa, juró venganza. Fue así como se hizo bandolera.
La fama de La Carambada trascendió por su agilidad para el manejo de la pistola, el machete e incluso para cabalgar. Sin embargo, se dice que tuvo contacto con una yerbera de Nopala que le enseñó los efectos de la veintiunilla, una yerba cuyos efectos son la muerte de la persona que la toma justo 21 días después de ingerirla.
En San Juan del Río un ganadero les habla de la veintiunilla y de que en Nopala, una vieja la prepara en brebaje para matar. Llegan a Nopala, Leonarda consigue la pócima y arriban a México.
Nunca ha sido confirmado, pero lo cierto es que La Carambada tuvo un contacto con don Benito Santos Zenea veintiún días antes de su muerte. Asimismo, también don Benito Juárez tuvo ese contacto con Leonarda y murió a los 21 días de este encuentro. La causa de la muerte de ambos fue angina de pecho, pero se dice que fue así como La Carambada culminó su venganza.
El destino se prepara para que La Carambada conozca a Guillermo Prieto cuando éste la chulea en un mercado. El poeta de inmediato los acerca con Sebastián Lerdo de Tejada (quien estaba en Querétaro cuando ella fue a pedir el indulto), de tal suerte que son invitados a una cena con el presidente Juárez en casa de Lerdo. Sebastián la presenta con don Benito; el indio de Guelatao tiene excelente memoria, pero por alguna razón no la recuerda.
Su suerte sigue, al grado que a la desconocida la sientan a la derecha del presidente. Algo prácticamente imposible. Seguramente al reciente viudo la deslumbró tanto su belleza que la quiso junto a él.
Así, el universo se confabula para que ella, ante tantos invitados, criados y guardias, le pueda poner el veneno en la copa a Juárez sin que la vean, excepto Lerdo, quien sí lo advierte pero no dice nada, incluso alienta a Benito a que beba. Como presidente de la Suprema Corte, Lerdo sería sucesor del oaxaqueño.
Claro, todo pasaba exactamente veintiún días antes de la muerte del Patricio, si no la yerba dejaría de llamarse “veintiunilla”.
Es pues, el mítico magnicidio de Juárez el que le abre a La Carambada el acceso a una realidad mitológicamente expresada en una leyenda, pero también en la poesía popular y en el espacio geográfico mismo donde tuvieron lugar sus exacciones.
Como en todas las leyendas, la de La Carambada ha llegado a formar parte de las versiones populares. El pueblo hace suyos a los personajes que van siendo parte de su historia local o regional. En Querétaro, no cabe duda, La Carambada es una leyenda, una que se ha tejido de generación en generación con datos cada vez más difusos.
Existe un informe que rindió el Prefecto del Distrito del centro Rómulo Alonzo al gobierno del Estado en el año de 1884, en él dice de la detención de La Carambada y de otros tres bandoleros, documento que bien vale la pena debido a que es histórico, además de que muchas personas que leen o escuchan y viven la leyenda muy difícilmente dedicarían tiempo a investigar en archivos acerca de este significativo personaje de Querétaro.
Es interesante observar que el año de la muerte de La Carambada, que nos cuenta el corrido, ocurrió en el año 1886; es decir, dos años después de que fue aprehendida en la ciudad de Santiago de Querétaro.
Es lamentable pero, a pesar de los avances educativos, el interés del público por asuntos morbosos y frívolos es superior a los estudios de historia. Hay que anotar, que se trata más de una leyenda, o sea, una narración de hechos naturales, sobrenaturales o mezclados, que se transmite de generación en generación en forma oral o escrita. Generalmente, el relato se sitúa de forma imprecisa entre el mito y el suceso verídico, lo que le confiere cierta singularidad.
Recuerden que las leyendas no son más que mitos cuyos detalles varían en el curso de su transmisión, dando lugar a diferentes versiones que no son precisamente hechos reales o verdaderos, tómenlo muy en cuenta.
Para finalizar, y a manera de sentimentalismo por San Juan del Río, existe un libro titulado "La copla en México" editado por Aurelio González en el que La Carambada, en una de sus fechorías, toma el lugar de una mujer muerta en fuego cruzado; pone sus ropas al cuerpo inerte y se viste con las de este para pasar desapercibida y llegar a San Juan del Río y -es aquí cuando viene el sentimentalismo del que hablamos, refiriéndonos en sentido de pertenencia- es bonito leer lo siguiente:
"Yo misma al llegar a San Juan del Río, solté la especie de que La Carambada había sucumbido en el combate sufrido con las tropas del gobierno en la hacienda de La Llave y que estaba tirada en el camino. Ese mismo día exhibieron las autoridades en la Calle Real los despojos de La Carambada, juntamente con los de su caballo, y las armas que le habían recogido. Más tarde en el puente de San Juan, se balanceaba, suspendido en un fresno, el cadáver de la supuesta Carambada por orden del ciudadano gobernador..."

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